BURDEOS. Fin del sueño
Todo lo bueno termina, y hoy poníamos rumbo al desenlace final de esta maravillosa experiencia.
Tenemos que pegarnos un madrugón fuera de lo normal, pues estábamos a unas 10 horas de Burdeos, y teníamos que llegar a las 17.00. Esta vez me libré y me pasé durmiendo casi todo el viaje.
Burdeos nos recibió lluvioso (al igual que París cuándo lo tuvimos que cruzar horas atrás) pero con un calor enorme. En Les Runes, la sala, hacía mucho más calor aun. Esta noche íbamos a tocar con una banda local y nos encontramos con que tocamos con dos más (mejor que mejor)
Tras la prueba de sonido, pedimos la cena y preguntamos por el alojamiento. Habían vuelto a decir menos personas de las que éramos, así es que decidimos echarle un par y una vez terminado el bolo coger carretera y volver a casa (estábamos a 7 horas de Valladolid)
Una vez cenado (arroz blanco y estofado de ternera, que se agradeció enormemente) nos dimos una vuelta por los alrededores, pues teníamos 2 horas entre medias en las que no había nada más que hacer. Vimos la catedral, hicimos el amago de perdernos y cruzamos el puente principal de la ciudad. Burdeos me fascinó.
Otro de los grandes placeres de esta gira ha sido la cata cervecil que nos hemos pegado todos los días. Cervezas de mil tipos, sabores y marcas.
Comienzan los shows, se nos nota ya con más ganas de planchar la oreja en "casa" que en dar el último bolo. La sala medio llena, con un caché apalabrado + taquilla y una venta final de merchandising de quitar el hipo (más de 100€) nos hacen desmontar y cargar la furgoneta con más alegría que nunca, jajaja...
Una vez más, nos invitan a volver (el dueño de la sala) el año que viene y nos despedimos.
Cojo la furgoneta yo hasta que llegamos al País Vasco y una vez allí la coge Fraguas hasta llegar a Valladolid. Me pillo billete de tren y el domingo por la tarde en Madrid.
Parece mentira que acabemos de ventilarnos 20 conciertos seguidos, con 10.000 kilómetros en furgoneta a las espaldas, durmiendo tanto en hoteles como en suelos de casa...
Pronto resumen final...
On Fire y Ciconia por EUROPA
martes, 5 de mayo de 2015
sábado, 2 de mayo de 2015
PAÍSES BAJOS. The Final Countdown
PAÍSES
BAJOS. The Final Countdown
Maastricht
Con el mosqueo de las últimas dos fechas, miramos adelante y
encauzamos las últimas cuatro citas de la gira. Tres de ellas pasarían por los
Países Bajos (dos en Holanda y una en Bélgica)
Como cada día, más de lo mismo hasta llegar a Maastricht.
Esta fecha salió en compensación a la cancelación de Essen (Alemania), donde
Jorge siempre dice que Nocte (una anterior banda suya, que giró con Delain por
Europa) hizo más de 600€ en merchandising. Una putada el no poder ir a
comprobarlo.
Las indicaciones eran llegar y llamar a un teléfono para que
nos abrieran y mostraran el garito donde tocaríamos esta noche. Tras aparcar en
un muelle (bastante bonito Maastricht por cierto) llamamos y vienen en nuestra
búsqueda [a unos pocos metros de dónde estábamos] Cara de asombro al ver dónde
íbamos a tocar esa noche (un garito con techo bajo y en un escenario en el que
no cogían todos), algo de incertidumbre cuándo nos enseñan la planta de arriba
(era un centro autogestionado) y después una sonrisa enorme cuándo nos enseñan
todos los entresijos del edificio.
Todo allí era precioso. Muchísimos pasillos, escaleras de
caracol… que nos llevaban a un taller de arte, lleno de lienzos, a una zona en
la que había un circo ambulante preparando su show de verano, restaurante
amueblado con infinidad de libros, o zonas exteriores en las que vemos casas
fabricadas en los árboles que hacían de living rooms.
Las cosas como son, como sala era una mierda, pero como
recinto era espectacular.
Bajamos a montar y probar sonido, y tras esto nos muestran
las habitaciones en las que íbamos a dormir. Una habitación común con unas 10
camas. Nosotros usaríamos siete de ellas, y otras dos personas que estaban de
paso por la casa, otro par. Lo único que no vimos fueron las habitaciones de
los 16 residentes actuales del centro, pero hubiese sido curioso verlas.
¿Condiciones? Hoy aparte del alojamiento y la cena (que
tuvimos que cocinarnos nosotros mismos y compartirlo con la gente del centro)
nos pagaban los gastos del gasoil y luego cada persona asistente al concierto
debía aportar el dinero que viese meritorio para la actuación. Es algo que no
nos hizo ninguna gracia, pero totalmente lógico con la idiosincrasia de la
casa.
Durante la cena, como dato anecdótico, conocimos a un español
que estaba en la compañía circense, y que nos dijo que él a España no iba casi
nunca, que huye por completo de tener que volver. Otro claro ejemplo de lo bien
que se está, tristemente, lejos de casa.
Pues nada, comienzan el bolo y aquello se empieza a llenar.
El carácter semigratuito y la afluencia tribal que el centro tiene por
costumbre hacen que tenga que ver el concierto gente desde fuera, porque no
cabían dentro.
Aunque de primeras pensábamos que el metal no tendría gran
acogida en un centro okupa auto gestionado, resultó todo lo contrario. Están
abiertos a todo y allí el que más y el que menos lo disfrutó al máximo. Tras esto, pasada de gorra espectacular y una
venta de merchandising muy meritoria.
De una fecha que no esperábamos nada, tocando solos, con el
mal rollo del tramo final alemán, resultaron más que victoriosos y aparte de la
motivación musical de ver como todo el mundo flipó con Ciconia, fue un chute
económico que les vino de puta madre.
La cerveza antes de ir a dormir, y a soñar en comuna con que
mañana se diese tan bien como hoy.
Den Helder
Despertamos en la peculiar habitación, deseosos de coger una
ducha (que se encontraba en la cocina y solo tapada por una cortina, al igual
que el w.c. que se encontraba en la zona del circo, con senda “puerta”) y
disfrutar del desayuno que con cariño nos habían dejado preparado.
Momento clave… como cada mañana, aprovechamos el wifi para
conocer las condiciones del día. Hoy había que subir 300 km para luego bajarlos
de nuevo al día siguiente, a un pub en el que no se podía cobrar entrada, por
lo que el único beneficio sería la venta de merchandising. Si lo llenábamos,
sobretodo viendo el buen resultado que estábamos teniendo con la venta de este,
era fácil hacer caja; pero por otro lado, ese miedo al nulo trabajo de Nick nos
hacía recordar días como el de Bucarest.
Como dije en otra entrada, Ciconia cumple al máximo y la
decisión es ir a tocar y ver qué nos depara la fecha. Nos despedimos de la
gente de la casa y cogemos carretera.
Algo que esperaba de esta gira y no me he encontrado, era la
posibilidad de hacer algo de turismo. Sabía que iba a ser imposible ver mucho,
pero no que fuésemos a ver tan poco (por no decir nada). El que se crea que
estamos por ahí de fiesta y pasándolo en grande, que borre la imagen de su
mente. Están siendo, con el de hoy, 18 días de trabajo constante, muchísima
carretera, tensión extrema y un sin vivir de despropósitos. Esto lo digo porque
pasamos a 15 kilómetros de Amsterdam, y como comento, nada de acercarse a
verla.
Llegamos a Den Helder, donde nos espera el Mar del Norte. La
ciudad era preciosa, típica ciudad holandesa con canales, muy verde, y llena de
edificio estrechos. La sala estaba en un paseo céntrico de la ciudad, por lo
que empezamos a tener buenas vibraciones. Al entrar al garito, una más del
señor Nick… no había avisado que éramos 7, y solo había alojamiento para 4, por
lo que tuvimos que estar averiguando donde meternos los otros tres. Al final
nos meten en un hotel aparte. Esta noche la crew dormiríamos en un sitio y la
banda en otro.
Como nos sobró bastante tiempo entre la prueba y la hora de
comienzo, cogí chaqueta y bolso y me dispuse a hacer algo del turismo que digo
que no hacemos. Como ya he dicho, la ciudad es preciosa. Repleta de casas con
encanto y con paseos repletos de coffe shops, pubs y restaurantes, por unos
momentos soñé con que vivía allí tranquilamente y con la comodidad que se
aparentaba tener.
Me despierto y vuelvo a la sala, justo para el comienzo del
bolo. El Rock Café estaba bastante bien y más siendo un jueves… habría unas 40
personas, todos y todas rubios y rubias, tez blanca, ojos claros y altos. No
dejaba de tener gracia el echar la vista atrás y ver la fisonomía del público
en los distintos países y como cumplían, casi a rajatabla, todos los
estereotipos.
El sonido, al ser un pub, no era tan bueno como en bolos
anteriores, pero seguía siendo más que aceptable. Jorge (técnico) no dejaba de
sorprenderme. Además de Jorge y yo, estaba la tercera crew de Ciconia: la prima
de Jorge Fraguas, Antonia. Una verdadera máquina con el merchandising. Antonia,
que era periodista, aunque ahora estuviera sin curro, ya había hecho algún bolo
en España con la banda, encargándose del merchandising, y era la candidata
perfecta. Esta noche lo demostró (como en tantas otras). No se fue ni dios de
allí sin comprar algo (hasta uno de los camareros compró una camiseta).
Cada vez nos cuesta más recoger el escenario. En Den Helder
estuvimos tomando cerveza y escuchando metal (me pusieron a los Arch Enemy y a
Children of Bodom, así es que más feliz que una perdiz) hasta pasada hora y
pico del término del bolo, y no habíamos recogido nada aun. Con un “pasado
mañana terminamos” nos armamos de fuerza para cargar una noche más la furgoneta
y dormitar hasta el alojamiento.
Aunque esté yendo genial la mitad de la gira, esto es
parecido a cuándo he trabajado de camarero en la feria de Albacete. Los
primeros días de puta madre, pero cuándo quedan 3 o 4 se te hacen
interminables.
Mañana Bélgica.
Eernegem
Anoche aproveché el hotel para volver a ducharme. A la wifi
se unían como necesidad vital extrema: una ducha limpia y un buen trono en el
que defecar. No le he dado mucho bombo por educación, pero ha habido veces que
pagar 0,50€ en una gasolinera por ir al baño nos ha sabido muy barato.
Dejando a un lado las necesidades básicas, nos reunimos de
nuevo y deshacemos el camino hecho para pisar el décimo tercer país que pisamos
esta gira (sin contar España)
Bélgica y Holanda son dos países idénticos en cuánto al
paisaje que repuebla su territorio. La única diferencia apreciable, a primer
vista (a parte de la ausencia de tulipanes) es la cantidad de urbanizaciones o
aldeas con residencias de lujo que hay a lo largo de las carreteras belgas.
Una de esas aldeas era Eernegem. Tocaríamos en una sala
llamada B-52, pero poco más sabíamos. Habíamos pasado todo el día sin pillar
conexión en ningún lado y la última referencia era que teníamos que chequear en
el hotel (que estaba a 60 kilómetros de la sala) y estar en la sala a las
17.00.
Tras pegarme los últimos 500 kilómetros al volante de la
furgoneta, y chequear el hotel (que era
una especie de recinto familiar de verano, con casitas de cuatro camas y poco
más, con pistas de basket, voleibol…) llegamos algo tarde a la sala. No serían
las 17:45 cuándo aparcamos en la puerta. Las dos horas y pico siguientes
estuvimos esperando como gilipollas a que llegara el dueño de la sala. Durante
todo ese tiempo nos invadió la desesperación al ver que, siendo festivo, todo
estaba cerrado, hasta las gasolineras; y comenzamos a pensar que el de la sala
no iba a abrir y nos habían hecho otra jugarreta el empresario del año. La
tensión era enorme en la furgoneta.
Al final decidimos usar datos del móvil (a sabiendas de lo
caro que sería) para contactar con Nick y decirle que estaba la sala cerrada.
No sirvió de mucho, porque nos contestaba con evasivas. Decidimos que si a las
20.00 no había nadie, nos pirábamos al hotel y le daban por culo al concierto.
Justo a las 19.59 aparecía el dueño de la sala.
Lo primero que nos dice es que le dijo a Nick que había que
estar a las 20.00 en la sala, y no a las 17.00. Que el bolo comenzaba a las
22.00 y había tiempo de sobra de montar y probar esas dos horas. El de la sala
no nos proporcionó cena (como otras tantas noches…) Nick por otro lado, por
Facebook, negándolo y reafirmando que le dijo a las 17.00. Seguimos hablando
con el de la sala y nos dice lo que muchos en muchas ocasiones “Yo le dije a
Nick que mejor no hacer hoy el concierto, puesto que es 1 de Mayo y es festivo
y no iba a venir nadie. Además, había conciertos gratis en ciudades más
grandes, cerca de allí. Pero me dijo que era algo super importante para
vosotros el realizar el concierto hoy, aquí.” Esta frase la hemos escuchado en
todos los bolos que han salido mal e incluso en algunos donde finalmente se dio
bien. Oir una y otra vez más, día tras día, lo mismo, ya es enfermizo.
Aun así, montamos, prueban sonido y tocan. Ya había gente
dentro de la sala, antes de comenzar el bolo (puesto que tiene zona pub) y nos
toca casi darnos de hostias para que esa gente pague. A lo largo del bolo
fueron entrando algunos clientes a los que les cobré yo en la puerta. Cero
merchan vendido. El bolo, el peor ejecutado hasta hoy. Caras serias, cansancio
en los cuerpos, y equivocaciones tontas. Mientras, la peña que había en la
sala, aun pagando la entrada, prefirieron escuchar el bolo pegados a la barra
bebiendo, que frente al escenario. Es difícil para un músico que tengan esa
falta de respeto a tu trabajo y tu persona.
Terminan el bolo, recogemos y nos piramos de allí. No daba
tiempo ni a tomarse un vaso de agua, mañana tocaba Burdeos con 900 kilómetros y
unas 10 horas de conducción por delante.
Ahora en la cama, escribo esto y aun con pocas horas de sueño
por delante, no ceso de pensar en el último bolo de la gira. ¿Será uno de los
buenos o de los malos? Mañana lo averiguaremos.
miércoles, 29 de abril de 2015
GERMANY.
El “sueño” europeo. (Segunda parte. La Peor)
Erfurt.
Grabación del directo.
Amanecemos en Múnich, y como bien nos había prometido Matías,
nos encontramos con un desayuno espectacular. Había de todo: bollos, tostadas,
embutido de todo tipo, zumo, café… Lo que viene siendo un buffet libre de
hotel.
Nos dio hasta pena despedirnos de él. Lo hicimos con un
abrazo, y hasta con él nos demostró que era un tipo increíble. Como le dije
Aleix “encima nos abraza con amor”. Si lees esto Matías, infinitas gracias por
tu acogida.
Volvemos a la realidad, hoy es lunes… muy mal día para tocar
en un país del primer mundo, y lo hacemos en uno de poquísimos habitantes. Por
mucha Alemania que fuese, teníamos el miedo (y el frío que empezaba a hacer) en
el cuerpo. Además tocábamos solos.
Llegamos entre lluvia y viento. Y para variar, comemos en un
kebab. Después uso multitudinario de aseo en una tienda de muebles
y compra de comida en un supermercado hiper barato que había junto a la sala
(como el resto de las cosas)
Nos toca esperar un poco en la furgoneta, hasta que nos abren
y se nos hace el culo agua. Lo que fuera parecía un bareto cutre, albergaba
dentro una sala increíble. Conforme la vimos dijimos “esto hay que grabarlo”.
Nos costó bastante lograr un sonido de calidad (por mucha apariencia que
tuviera) pero es que visualmente era increíble aquello.
Volviendo a hablar del carácter alemán… salvando al bueno de
Matías, sigo pensando que no me gusta en absoluto. Para empezar, en la sala, no
nos querían dar la clave de la wifi (como si se la fuésemos a robar), no
hablaban con nosotros, nos hicieron de cenar allí mismo (un par de sándwich por
cabeza con huevos fritos, jamón ahumado, confitura de pimiento rojo…) pero ni
siquiera nos dijeron “aquí tenéis chicos”. Dejaron la cena en la mesa y nos
sentamos al verla puesta.
Llega la hora de apertura de puertas y comienza a entrar algo
de gente. Más que en otras fechas pero muy por debajo de lo vivido los dos
últimos días en Markneukirchen y Múnich. Como decía antes, lunes y ciudad
pequeña. Tampoco era de extrañar (aunque algo hubiese mejorado si algún cartel
se hubiera puesto por la ciudad). Aun así, con el público suficiente para disfrutar
de la sala, nos disponemos a grabar la actuación. Colocamos fijamente el iphone
6 de Javi delante de la mesa (en el centro, más o menos, de la sala) y yo a
grabar primeros planos con mi lumia.
Un bolo sin pena ni gloria, de los que te ayudan a seguir
adelante, pero que tampoco te terminan de dejar el buen sabor de boca. Qué fácil
es acostumbrarse a lo bueno.
Wuppertal.
La peor organización de todas.
Anoche dormimos en la propia sala de Erfurt (From Hell), que
tenía en la zona superior unas habitaciones con camas bastante cómodas. Nos
dividimos en dos habitaciones y tras pasar un frío del copón, al despertar,
recogemos y vamos al hall de la sala. Allí, un desayuno increíble de nuevo.
Creo que me voy a hacer adicto a los bollos glaseados rellenos de confitura de
fresa.
Como en tantos otros bolos (en el de esta noche también) el
dueño de la sala nos dice que flipa con la música de Ciconia, y que de haber
organizado todo mucho mejor, hubiésemos tenido una afluencia espectacular. La historia
del pan nuestro de cada día.
Sin tiempo para estar moneando, nos dirigimos a Wuppertal,
última fecha en Alemania, puesto que se modificó la fecha de Essen de mañana,
por Maastricht. Tocábamos en la sala Underground, que no nos costó nada
encontrar. Esta noche seríamos Ciconia + 3 bandas locales. Mejor dicho “bandas
locales” puesto ninguna de las bandas lo era en verdad.
Lo más característico de la ciudad es que el “metro” era
aéreo (colgado por arriba, por unos andamios enormes por toda la ciudad) Las
estaciones parecían paradas futuristas, a modo de naves espaciales. La verdad,
que parecía que habíamos dado un salto temporal de película. Muy bonita la
ciudad, al menos lo que vimos (el casco antiguo).
La sala estaba junto a un teatro y un centro comercial con
cines, a 10 minutos andando del centro.
Aparte de que no había ninguna banda local en el cartel (con
lo que sabemos todos lo que supone eso), volvemos a quedarnos sin cena, una vez
más, y decidimos ir a otro Burguer para cenar algo caliente (pues hacía un frio
del copón) y pillar wifi una vez más. Hoy Jorge ya ha explotado y ha mandado a
tomar por culo a Nick… veremos lo que nos depara las últimas cuatro fechas.
Aun así, como siempre, profesionales todo el tour, montamos,
nos curramos el sonido (casi dos horas) y ayudamos a los teloneros en lo que
hiciese falta. Al principio me quedo yo de regidor (pues los horarios iban
justos y ya empezaban a haber retrasos importantes) hasta que recuperamos
tiempo y pueden continuar los últimos dos conciertos sin problemas. Ciconia
tocó último.
La asistencia, la peor del paso por Alemania. Pero estaba
bastante claro. ¿He dicho ya que no había ninguna banda local? A eso hay que
añadir la monserga de todos los días: cero carteles, cero promoción, “sois la
ostia chicos, ¿por qué estáis con ese tío (Nick)?”, esto con tiempo hubiese
funcionado mucho mejor, ¿por qué no tocáis con banda local?... y un largo
etcétera que nos lleva a la conclusión de siempre y a los quebraderos de cabeza
de todas las noches. Hoy descubrimos que, aparte de Nick ser serbio y vivir en
Turquía, tiene dada de alta Prog Sphere en Suecia… Un combazo del timo.
Menos mal que la fuerza de llamamiento y el apoyo de las
bandas que están tocando con nosotros en las distintas ciudades, consiguen
mover el concierto, a veces dejándonos flipados con algunas fechas.
Hoy nos dan una dirección y un teléfono al que llamar cuándo
lleguemos, para dormir… a 80 km. de la sala. Conduzco yo y al llegar las vemos
bastante putas para encontrar el lugar. Llamamos, logramos localizarlo y
descubrimos que es una especie de locales, recinto festivalero, casas okupas…
Todo muy raro. Hacía un frío que ni en Siberia, y teníamos que dormir en el
suelo… Cenamos de nuevo, unas salchichas que habían comprado para nosotros, y
nos tomamos la última antes de morir congelados.
ALEMANIA. El “sueño” europeo. (Primera parte. La Mejor)
ALEMANIA.
El “sueño” europeo. (Primera parte. La Mejor)
Estamos
dirigiéndonos a Maastricht (Holanda), tras haber pasado una noche más, tirados
donde nos acogieran. Pero no todo empezó así.
Markneukirchen. Warwick
Music Hall
Nos
despertamos en Kromeriz, con la espalda tan ricamente (como comenté en el
anterior post) Cogemos carretera por décimo tercer día consecutivo. La verdad
es que se empieza a notar el cansancio exponencial de una gira de estas
características, ya no dormimos apenas (el cansancio y el dolor de cuerpo no
dejan conciliar el sueño), se conduce con más silencio, y se descarga, monta, y
carga con mucho menos ímpetu.
Markneukirchen
es una de esas ciudades alemanas que se encuentran en medio de una sierra, y
para entrar o salir de la ciudad, te toca tragarte un buen tramo de curvas,
cuestas y vistas modo: “al filo de lo imposible”. Warwick, para quién no lo
conozca, es una fábrica de guitarras y bajos (que últimamente también están
trabajando amplificadores) famosa en todo el mundo. Markneukirchen además, es
una ciudad de lutieres de fama mundial. Estábamos deseando llegar y ver el
ambiente que se respiraba en la ciudad.
Como la gran
mayoría de ciudades, al llegar buscamos donde comer, pero parece jodidamente
imposible hacerlo en un establecimiento que no sea kebab. Tras mucho andar, no
queda más remedio que comernos uno (así de gordo me estoy poniendo) Tras el
kebab y el posterior café en una pastelería cercana a dónde habíamos aparcado
la furgoneta, vamos a la sala.
No hay nada
como llegar a la sala, y te digan: “ahí tenéis todo ese backline, utilizar el
que deseéis” Sin contar que había una estantería brutal llena de guitarras,
bajos, sintetizadores… para utilizar sin problema alguno. Sencillamente un
pasote. A eso le añades que te dice el manager de la sala “podéis ir al hotel a
por las llaves de las habitaciones para instalaros ya” después de estar 3 días
sin poder ducharnos, y solo quieres ponerte a llorar de emoción.
Mientras los
chicos se disponen a montar el escenario a su gusto, Antonia (prima de Jorge,
que viene como chica del merchandising) y yo nos vamos al hotel, que está a 15
minutos de la ciudad, para hacer el check-in y aprovechar para pegarme una
ducha del “copón”. Me supo a gloria.
Las
habitaciones eran de infarto, super cuidadas y como ya he dicho, después de
varias noches durmiendo en suelos de piso con bastante mierda alrededor, eran
un sueño.
Volvemos a
la sala, todo dispuesto. Esta noche tocamos con una banda alemana metalera, con
voz de chico gutural y voz de chica limpia. La banda era bastante sosa, y el
carácter alemán nativo no me terminó de convencer. Esta noche comenzó el show
Ciconia.
Y llega el
momentazo de la noche. Estamos hablando macarradas en castellano y de repente
oímos que dice la camarera de la sala (que acababa de llegar) “¡¡¡españoles!!!”
Que ilusión nos hizo a todos. La chica nos dijo aparte de ser casi paisana mía
(era de Guadalajara) que éramos la primera banda española en pisar ese
escenario, al menos desde septiembre, que era el tiempo que llevaba allí.
Todo esto
eran buenas señales, sin lugar a duda, y se materializaron en un éxito
espectacular. La sala a reventar y con una venta de merchandising apoteósica.
El sueño alemán del que tanto hablaba Jorge, parecía ser realidad.
Luego
cerveceo con la guadalajareña y con el técnico de sonido de la sala (un polaco
hiper gracioso) antes de irnos a dormir al hotelazo.
Sin lugar a
duda, cuándo las cosas salen así de bien, es una gozada ser músico.
Múnich.
Jorge Técnico Rules. Garage Rock Club
Sin lugar a
duda era la fecha más esperada de la gira. La ciudad más grande de Alemania
(dentro de nuestro tour) y con la experiencia de anoche en Markneukirchen.
Teníamos todos ganas de volver a petarlo, y más aún en esa ciudad.
Llegamos a
la sala y vuelven los fantasmas de Prog Sphere… El equipo de la sala hecho
polvo, y ya no solo eso, sino que además, sin montar. Las bandas teloneras
(esta noche tocábamos con dos bandas más) no iban a tener técnico y el
escenario era imposible de ocupar con tanto backline.
Con
nosotros, ha viajado Jorge Casasús, un técnico de sonido espectacular (que ha
sonorizado a gente como Jarabe de Palo, Rosana…) y que por lo que llevamos
vivido (está siendo mi acompañante de cama habitual, jajaja) un tío la mar de
cojonudo. Durante toda la gira, toque donde toque Ciconia, está sacando un
sonido brutal. Hoy, en Munich se echó a los hombros toda la responsabilidad e
hizo de técnico de todos los bolos, y se puso (y yo junto a él) a cablear
monitores, comprobar envíos, intentar arreglar la P.A. de alguna manera para
que este bolo tan importante se pudiese realizar.
Lo logró. Se
pegó la paliza del siglo, pero lo logró. Sin lugar a duda lo de hoy me ha hecho
ver que tenemos en la furgoneta al mejor técnico de sonido que podríamos tener.
Como dice Aleix: “equipazo”.
Pero antes
de todo ello, un poco de lo de siempre: búsqueda de wifi (hasta que legamos al
camerino de la sala), trabajo con el pc aprovechando que el wifi estaba yendo
bien, ir a por cervezas y algo de cenar ya que la sala no nos cedía ni bebidas
ni cena (otra cagada más del anormal de Nick) Y aquí viene la gran sorpresa…
salgo de comprar 21 hamburguesas de 1€ del Burguer y me cruzo con Mónica (y una
amiga). Mónica es una amiga de Aleix (y de la banda) de Valladolid, que había
venido a darles una sorpresa a Munich aprovechando que una amiga suya había
dado a luz, y así mataba dos pájaros de un tiro. Yo me quedé muerto al verla,
pero deberíais ver la cara de Aleix, cuándo volvemos a la sala y le digo que
“por favor, ven y abre la puerta lateral de la furgoneta, que no sé qué le
pasa, pero no puedo abrirla yo” y al abrirla ve a Mónica y Margarita en la
furgoneta…
Se suceden
los conciertos y, cuándo sube Ciconia, la sala tiene la mayoría del aforo
cubierto. Tema a tema vuelvo a sentir esa comunión que sentí en Kromeriz entre
el público y banda. Antonia vuelve a pasarlas putas con tanta venta de
merchandising (así da gusto) y una noche más cumplida de cara a la
consolidación de Ciconia en Europa.
Lo de
después, pues la juerga más bizarra de la que he sido partícipe. Dormimos todos
en casa de un guitarra local (Matías, de Etox) y en cuánto soltamos los sacos
de dormir sobre unas camas que teníamos preparadas, nos vamos en busca de
cervezaca alemana. Ahora viene lo bizarro… terminamos (porque no había nada más
abierto, un domingo a las 00.30, en Múnich) en un bar en el que solo hay
viejetes y viejetas bailando y ligando unos con otros. La media del garito, antes de entrar nosotros, estaría
en los 70 años de edad.
Escuchamos
temazos “disco”, sentados con una pinta de cerveza cada uno (cada uno de un
sabor diferente) Aleix, Jorge Técnico, Jorge Ciconia, Luis, Monica, Margarita y
yo, junto a Matías y un colega suyo. Nos tomamos tres rondas, porque no nos
dejaron pagar antes ninguna, y el momento climax fue cuando pusieron “Entre dos
tierras” de Heroes del Silencio y nos dejamos la voz todos cantándola. Es
increíble lo españoles que somos fuera de España.
Salimos a
las 02.30 del garito, y nos vamos a dormir, que ya toca.
Al día
siguiente, nos esperaría un desayuno de reyes, pues Matías nos dijo, antes de
dormir, que nos haría un buen desayuno para compensar lo mal que estaba
trabajando Nick con Ciconia. Como solemos decir, el karma.
domingo, 26 de abril de 2015
Eslovaquia y República Checa. Acumulando buena racha.
Eslovaquia
y República Checa. Acumulando buena racha.
BRATISLAVA
Tras el éxito en Budapest, nos despertamos a las 06.30 para
salir del “alojamiento” y marchar hacia Bratislava (Eslovaquia) pero antes,
como viene siendo el ritual, buscamos un lugar donde desayunar. Es increíble lo
que pasa en Europa del Este en la hostelería… andamos, andamos y andamos sin
encontrar una cafetería. Al final, hasta los huevos, cogemos la furgoneta y
paramos en la primera estación de servicio que nos encontramos.
Viaje corto, sobre todo teniendo en cuenta lo que llevamos
ya a la espalda (más de 5.000 kilómetros) Pero “accidentado”. A 30 minutos de
Bratislava nos adelanta la policía y nos hace meternos en un área de descanso.
Allí nos bajan y piden los pasaportes (para variar) y registran alguna que otra
mochila. Mientras se llevan a Javi (conducía en ese momento) para multarnos por
no llevar la viñeta correspondiente (la teníamos para un vehículo G2 y resulta
que era un G1… otra lección aprendida), llega otro estamento policial a
hacernos un doble control. Esto parecía una peli de los Monty Python
Llegamos a Bratislava con tiempo suficiente como para
descargar y montar antes de comer e irnos a hacer algo de turismo. Hoy ha sido
el mejor día… el mejor (la primera vez que podemos hacer turismo como Dio
manda) Cabe destacar, que la sala tenía la fachada totalmente ilustrada con los
Simpsons. Bratislava, salvando el centro más céntrico, nos desilusionó
bastante.
Nos vamos andurreando por toda la ciudad y tras cervecear un
poco y comer algo de fast food nos apalancamos en el McDonald para
aprovisionarnos, como es de costumbre, de su wifi. Llegada la hora volvemos a
la sala para comenzar a probar. Una vez allí llega la banda local, presidida
por un cachitas que lucía una camiseta de Barbie y al parecer tocaba la batería
(y que al comenzar el bolo se queda completamente en calzoncillos luciendo
“figura”…)
Durante la prueba aprovecho para ducharme en el alojamiento
de hoy. Cada vez son más lujosos los resort. En esta ocasión nos hospedan en un
almacén de un restaurante japonés (Sushi Time) provisto con 3 camas dobles y
una individual (luego dormiría junto a Luis, que junto a Jorge Técnico, son mis
compis habituales de sueño) No nos cercioramos bien de la mierda que tenían
hasta la mañana siguiente. “Mu rico”.
El bolo cojonudo, buen ambiente, público entregado y aunque
no se vendió el merchandising que nos hubiese gustado, terminamos la noche con
la alegría de ver que en Bucarest habíamos pasado el punto de inflexión por
completo. Tanto que, tras el bolo, nos tomamos un par de pintas en un garito
cercano a la sala. El garito era espectacular: restaurante, pubs de varios
ambientes, sala de concierto (pregunté y eran 350€ de alquiler… el paraíso ese
de que en Europa no se paga sala… ejem…)
Respecto a la organización… sigue brillando por su ausencia.
Pasamos de no tener que pagar sala a que nos pidan 50€ de sala y 10€ por el
hospedaje… Después de todo, se solucionó sin problemas, pero por nosotros, no
por quién lo tenía que haber solucionado.
KROMERIZ
Movimiento al país vecino (y antiguo país común)
Cuándo tocamos en Austria, le dije a mi hermana que
tocábamos en Kromeriz (me equivoqué) y me mandó la imagen de unos jardines que
había preciosos. Al descubrir que Kromeriz era el bolo de Chequia, vi la
iluminación.
Busco la dirección de los jardines en google, se la digo a
Jorge Técnico (quién está poniendo el gps de la gira) y les decimos a los demás
que vamos a la sala directos [ya que veíamos venir que nos iba a tocar perder
el tiempo en la puerta de la sala como la mayoría de las fechas]
Al llegar se ponen a buscar la sala y les confieso que antes
nos vamos de turismo (a lo que tiene que llegar uno)
Hacemos turismo del bueno, del de andar, catedral, jardines…
etc Y buscamos donde comer. Recordaba que Praga era baratísimo (cuando estuve
hará unos años) pero descubro que ha de ser toda la República Checa. Menús a 49
coronas (menos de 2€) Pintas de cerveza a 20 coronas. Que ganas tengo de volver
a disfrutar de mi ciudad favorita (Praha) y de sus precios.
Al final comemos en un restaurante con subterráneo, que
parecía sacado de la típica película de Steven Seagal, cuándo va al restaurante
donde se reúne la mafia italojaponesa del lugar. No hay nadie, comemos solos y
pedimos al azar pues allí no sabía inglés ni dios. En mi vida he de confesar
que siempre que pido a ciegas, la cago, y esta vez no iba a ser menos. De
primero me pido un consomé con champiñones (odio los champiñones, setas…) y
logro que, una vez servido, me cambie el tazón Jorge (técnico) por una sopa de
fideos y perejil. De segundo macarrones (hasta la polla de tanta pasta ya) con
espinacas ¬¬ Las espinacas me gustan, pero solas, no en la pasta. El resultado
es que me dejé la mitad del plato. A eso se le puede añadir que pido agua y me la
traen con gas (en Europa al parecer no existe el agua mineral sin gas) Salí con
la misma o más hambre de la que tenía al entrar.
Como es una ciudad pequeña, decidimos investigar el paradero
de la sala, andando. Y tras menos de 1 km. lo encontramos. Sacado por completo
de una película rollo “Matanza de Texas” “Pesadilla en Elm-Street” rezamos
porque no sea allí donde tocamos. Se ve que cuándo un ateo reza, no se le
escucha.
La sala (por llamarla de alguna manera) era el típico bar de
viejos, pero con un cuarto “especial” para realizar conciertos. El lugar estaba
adornado por un bebé colgado del techo, lleno de clavos (a lo hellraiser) un
rincón rollo Alien/Predator, lámparas hechas con huesos de animales (espero)…
La PA son 2 monitores…
Llegan los chavales que sonorizaban el bolo, nos daban el
alojamiento y la cena. Mientras tanto esperamos que vuelvan Javi y Luis de
recoger la furgoneta para comenzar a montar. Tardan tanto que decidimos ir a
ver si se han perdido, y antes de cruzar la esquina, nos los cruzamos con una
multa recién pagada (de 7€ eso sí) por un cepo que nos habían llegado a poner
en la furgo.
No dábamos un duro por la fecha, la verdad. Al final, como
venía siendo las últimas fechas, lo petaron. El cutre-garito se llenó de gente.
El primer bolo donde veía al público cerrar los ojos literalmente y dejarse llevar con el
sonido que Ciconia les hacía llegar. Fue increíble poder ver la comunión entre
público y banda.
Venta de merchandising aceptable y tras estar hasta las
tantas tomando cerveza nos llevan al hospedaje (una casa más que visitar) dónde
dormimos literalmente en el suelo. Al menos madrugué con la espalda fina fina.
jueves, 23 de abril de 2015
Budapest. Comienza la remontada
Budapest. Comienza la remontada
Madrugón del copón. Tenemos por delante 14 horas. Cruzamos
los Cárpatos, pasamos cerca de Transylvania y llegamos a Budapest.
Es curioso el paisaje de Rumanía. Lo mismo nos encontrábamos
con lagos infinitos, ríos caudalosos cortando grandes montañas, bosques enormes
o llanuras interminables. Ya sé que al fin y al cabo estamos cruzando todo un
país, pero no deja de sorprenderte tanta variedad paisajística.
En cuánto el paso por pueblos, si que todos tienen el mismo corte.
Ya no en Rumanía, si no en los últimos cuatro días. Pueblos en torno a una
carretera. Nada de calles o avenidas. Carretera y casitas remarcándola.
En entradas anteriores me invadió cierto negativismo (creo
que comprensiblemente) y olvidé momentos bastante graciosos como mi “cuándo
dices blues es lo mismo que metal” (yo me entiendo) o cuándo Javi en Subotica
me pide que le cambie las pilas y entiendo que le tengo que poner las que me da
(que estaban a punto de gastar) y se las ponemos con toda la suerte de durarle
el resto de concierto y preguntarme “¿de dónde has sacado esas pilas nuevas?” y
decirle “me las has dado tú”, jajajajaja… joder que momentazo. También tenemos
alguna frase mítica más como “¿en Rumanía somos los españoles los que robamos?”
o momentos tochísimos de tráfico en los que tenemos una ristra de más de 50
camiones apostados en un carril y tienes que sobrevivir yendo por el carril
contrario.
Volvamos a lo que nos concierne. Budapest. Tengo mogollón de ganas de volver pues lo poco que vimos me encantó. La sala está en todo el centro de la ciudad (bien bien) y dentro de una especie de galería comercial (esto ya eran señales de lo que iba a pasar)
Aunque llegamos tarde, logran probar 15 minutos. El backline
lo tenemos casi todo puesto por los teloneros. En esta fecha me toca hacer un
poco de técnico visual de la banda. Sencillamente aprovechamos mi portátil para
proyectar cosas de fondo, cosa que me entretuvo bastante más de lo normal.
Preguntamos si hay cena… y nos comentan que después del
bolo, aunque no tenían ni idea de ello por parte de Nick, no hay problema en
comprarnos un par de pizzas a la salida de la sala. Aprovechamos un poco la
retransmisión, en una sala paralela, del Real Madrid – Atlético de Madrid;
sobretodo Jorge (técnico) y yo, que somos culés y esta noche colchoneros.
[Después de todo ganó el Madrid]
Comienza el bolo y empieza a entrar peña, y más peña y al
fin logramos alcanzar un bolo petado de gente pagando entrada y haciéndose con
merchandising de Ciconia, pues estaba flipadísimos con la banda. Hoy era el
alzamiento del ave fénix y nos recarga las pilas de una manera espectacular.
La sala G3 gratis, recaudación cojonuda, cena y alojamiento.
Sin lugar a duda uno de los días más productivos, tanto para la banda como para
On Fire de cara a su internacionalización.
Terminamos el bolo, nos vamos a por las pizzas (otros
preferimos kebab) y nos vamos a dormir. Todo no podía ser perfecto. Dormimos en
casa de la cantante y su novio, de una de las bandas teloneras, tirados en colchones
en el suelo y nos dice que a las 07.00 tenemos que salir de allí pues se tiene
que ir. ¿Dormir? Eso es para los ricos, aunque cierto es que si todos los bolos
se dan como el de esta noche, a mí no me importaría tener que levantarme a esa
hora siempre.
Orgullo de Manager
Me apetece escribir esto, camino al bolo de Budapest, tras
hacerme el primer tramo del viaje (3 horas) con la furgoneta, faltando a mi
decisión de no cogerla más.
Ya son unos cuántos días, unos cuántos bolos, unas cuantas
ostias y unas pocas alegrías junto a Ciconia. Aun recuerdo cuando en octubre
Jorge se puso en contacto conmigo interesado en saber qué hacíamos y como lo
hacíamos. Hoy es de lejos la banda más puntera de On Fire (por méritos propios
al 100% ya que el trabajo que realizamos nosotros es el mismo para unos que
para otros)
Este cúmulo de sensaciones, recuerdos, momentos tensos y trágicos en la gira, creo que nos han unido más, al menos a mí con ellos (tampoco les he preguntado si me quieren más, visto lo visto) pero ciertamente creo que he traspasado con ellos eso de “Manager – Banda” Estamos en un momento en el que aunque seguramente no me consideren el 5º Ciconia, yo si me siento así.
Os voy a describir un poco por encima a la banda.Este cúmulo de sensaciones, recuerdos, momentos tensos y trágicos en la gira, creo que nos han unido más, al menos a mí con ellos (tampoco les he preguntado si me quieren más, visto lo visto) pero ciertamente creo que he traspasado con ellos eso de “Manager – Banda” Estamos en un momento en el que aunque seguramente no me consideren el 5º Ciconia, yo si me siento así.
He de reconocer, que hoy por hoy, Aleix me está
sorprendiendo cada día que pasa. Creo que es la mejor persona que he conocido
nunca. Es difícil de explicar, pero realmente lo pienso. En las decisiones su
opinión siempre suena la más sensata, la de mayor peso y carácter solidario.
Come todo lo que le ofreces, hace ejercicios ninjas por las mañanas y es un
cachondo mental
Javier es la persona más happy del mundo de la piruleta;
siempre está haciendo el idiota y mostrándose cariñoso al extremo. Es
imprescindible tener a alguien así en la furgoneta, y más para los momentos tan
complicados que estamos viviendo. Es un sectario de Apple y a veces es muy
pesado con ello, pero realmente se hace de querer.
Luis es el niño, el loco y al que hay que enseñarle un poco
lo que es la vida. Me gusta hacer de padre de él, aunque a él no le guste. Le
reñimos constantemente, pero también sabe que lo hacemos con cariño. Me parece,
de lejos, el que mejor se mueve en el escenario de la banda. Este viaje nos ha
tenido más de un día con el corazón en vilo, se tropieza con la raya de un
lápiz, se mueve cual espantapájaros y se asusta al extremo siempre que se le
despierta.
Ojala y ellos lo vean igual que yo.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)