martes, 5 de mayo de 2015

BURDEOS. Fin del sueño

BURDEOS. Fin del sueño

Todo lo bueno termina, y hoy poníamos rumbo al desenlace final de esta maravillosa experiencia.

Tenemos que pegarnos un madrugón fuera de lo normal, pues estábamos a unas 10 horas de Burdeos, y teníamos que llegar a las 17.00. Esta vez me libré y me pasé durmiendo casi todo el viaje.

Burdeos nos recibió lluvioso (al igual que París cuándo lo tuvimos que cruzar horas atrás) pero con un calor enorme. En Les Runes, la sala, hacía mucho más calor aun. Esta noche íbamos a tocar con una banda local y nos encontramos con que tocamos con dos más (mejor que mejor)

Tras la prueba de sonido, pedimos la cena y preguntamos por el alojamiento. Habían vuelto a decir menos personas de las que éramos, así es que decidimos echarle un par y una vez terminado el bolo coger carretera y volver a casa (estábamos a 7 horas de Valladolid)


Una vez cenado (arroz blanco y estofado de ternera, que se agradeció enormemente) nos dimos una vuelta por los alrededores, pues teníamos 2 horas entre medias en las que no había nada más que hacer. Vimos la catedral, hicimos el amago de perdernos y cruzamos el puente principal de la ciudad. Burdeos me fascinó.

Otro de los grandes placeres de esta gira ha sido la cata cervecil que nos hemos pegado todos los días. Cervezas de mil tipos, sabores y marcas.


Comienzan los shows, se nos nota ya con más ganas de planchar la oreja en "casa" que en dar el último bolo. La sala medio llena, con un caché apalabrado + taquilla y una venta final de merchandising de quitar el hipo (más de 100€) nos hacen desmontar y cargar la furgoneta con más alegría que nunca, jajaja...


Una vez más, nos invitan a volver (el dueño de la sala) el año que viene y nos despedimos.

Cojo la furgoneta yo hasta que llegamos al País Vasco y una vez allí la coge Fraguas hasta llegar a Valladolid. Me pillo billete de tren y el domingo por la tarde en Madrid.

Parece mentira que acabemos de ventilarnos 20 conciertos seguidos, con 10.000 kilómetros en furgoneta a las espaldas, durmiendo tanto en hoteles como en suelos de casa...

Pronto resumen final...

sábado, 2 de mayo de 2015

PAÍSES BAJOS. The Final Countdown


PAÍSES BAJOS. The Final Countdown

Maastricht

Con el mosqueo de las últimas dos fechas, miramos adelante y encauzamos las últimas cuatro citas de la gira. Tres de ellas pasarían por los Países Bajos (dos en Holanda y una en Bélgica)

Como cada día, más de lo mismo hasta llegar a Maastricht. Esta fecha salió en compensación a la cancelación de Essen (Alemania), donde Jorge siempre dice que Nocte (una anterior banda suya, que giró con Delain por Europa) hizo más de 600€ en merchandising. Una putada el no poder ir a comprobarlo.

Las indicaciones eran llegar y llamar a un teléfono para que nos abrieran y mostraran el garito donde tocaríamos esta noche. Tras aparcar en un muelle (bastante bonito Maastricht por cierto) llamamos y vienen en nuestra búsqueda [a unos pocos metros de dónde estábamos] Cara de asombro al ver dónde íbamos a tocar esa noche (un garito con techo bajo y en un escenario en el que no cogían todos), algo de incertidumbre cuándo nos enseñan la planta de arriba (era un centro autogestionado) y después una sonrisa enorme cuándo nos enseñan todos los entresijos del edificio.

Todo allí era precioso. Muchísimos pasillos, escaleras de caracol… que nos llevaban a un taller de arte, lleno de lienzos, a una zona en la que había un circo ambulante preparando su show de verano, restaurante amueblado con infinidad de libros, o zonas exteriores en las que vemos casas fabricadas en los árboles que hacían de living rooms.


Las cosas como son, como sala era una mierda, pero como recinto era espectacular.

Bajamos a montar y probar sonido, y tras esto nos muestran las habitaciones en las que íbamos a dormir. Una habitación común con unas 10 camas. Nosotros usaríamos siete de ellas, y otras dos personas que estaban de paso por la casa, otro par. Lo único que no vimos fueron las habitaciones de los 16 residentes actuales del centro, pero hubiese sido curioso verlas.

¿Condiciones? Hoy aparte del alojamiento y la cena (que tuvimos que cocinarnos nosotros mismos y compartirlo con la gente del centro) nos pagaban los gastos del gasoil y luego cada persona asistente al concierto debía aportar el dinero que viese meritorio para la actuación. Es algo que no nos hizo ninguna gracia, pero totalmente lógico con la idiosincrasia de la casa.

Durante la cena, como dato anecdótico, conocimos a un español que estaba en la compañía circense, y que nos dijo que él a España no iba casi nunca, que huye por completo de tener que volver. Otro claro ejemplo de lo bien que se está, tristemente, lejos de casa.

Pues nada, comienzan el bolo y aquello se empieza a llenar. El carácter semigratuito y la afluencia tribal que el centro tiene por costumbre hacen que tenga que ver el concierto gente desde fuera, porque no cabían dentro.


Aunque de primeras pensábamos que el metal no tendría gran acogida en un centro okupa auto gestionado, resultó todo lo contrario. Están abiertos a todo y allí el que más y el que menos lo disfrutó al máximo.  Tras esto, pasada de gorra espectacular y una venta de merchandising muy meritoria.

De una fecha que no esperábamos nada, tocando solos, con el mal rollo del tramo final alemán, resultaron más que victoriosos y aparte de la motivación musical de ver como todo el mundo flipó con Ciconia, fue un chute económico que les vino de puta madre.

La cerveza antes de ir a dormir, y a soñar en comuna con que mañana se diese tan bien como hoy.

 

Den Helder

Despertamos en la peculiar habitación, deseosos de coger una ducha (que se encontraba en la cocina y solo tapada por una cortina, al igual que el w.c. que se encontraba en la zona del circo, con senda “puerta”) y disfrutar del desayuno que con cariño nos habían dejado preparado.

Momento clave… como cada mañana, aprovechamos el wifi para conocer las condiciones del día. Hoy había que subir 300 km para luego bajarlos de nuevo al día siguiente, a un pub en el que no se podía cobrar entrada, por lo que el único beneficio sería la venta de merchandising. Si lo llenábamos, sobretodo viendo el buen resultado que estábamos teniendo con la venta de este, era fácil hacer caja; pero por otro lado, ese miedo al nulo trabajo de Nick nos hacía recordar días como el de Bucarest.

Como dije en otra entrada, Ciconia cumple al máximo y la decisión es ir a tocar y ver qué nos depara la fecha. Nos despedimos de la gente de la casa y cogemos carretera.

Algo que esperaba de esta gira y no me he encontrado, era la posibilidad de hacer algo de turismo. Sabía que iba a ser imposible ver mucho, pero no que fuésemos a ver tan poco (por no decir nada). El que se crea que estamos por ahí de fiesta y pasándolo en grande, que borre la imagen de su mente. Están siendo, con el de hoy, 18 días de trabajo constante, muchísima carretera, tensión extrema y un sin vivir de despropósitos. Esto lo digo porque pasamos a 15 kilómetros de Amsterdam, y como comento, nada de acercarse a verla.

Llegamos a Den Helder, donde nos espera el Mar del Norte. La ciudad era preciosa, típica ciudad holandesa con canales, muy verde, y llena de edificio estrechos. La sala estaba en un paseo céntrico de la ciudad, por lo que empezamos a tener buenas vibraciones. Al entrar al garito, una más del señor Nick… no había avisado que éramos 7, y solo había alojamiento para 4, por lo que tuvimos que estar averiguando donde meternos los otros tres. Al final nos meten en un hotel aparte. Esta noche la crew dormiríamos en un sitio y la banda en otro.

Como nos sobró bastante tiempo entre la prueba y la hora de comienzo, cogí chaqueta y bolso y me dispuse a hacer algo del turismo que digo que no hacemos. Como ya he dicho, la ciudad es preciosa. Repleta de casas con encanto y con paseos repletos de coffe shops, pubs y restaurantes, por unos momentos soñé con que vivía allí tranquilamente y con la comodidad que se aparentaba tener.

Me despierto y vuelvo a la sala, justo para el comienzo del bolo. El Rock Café estaba bastante bien y más siendo un jueves… habría unas 40 personas, todos y todas rubios y rubias, tez blanca, ojos claros y altos. No dejaba de tener gracia el echar la vista atrás y ver la fisonomía del público en los distintos países y como cumplían, casi a rajatabla, todos los estereotipos.

El sonido, al ser un pub, no era tan bueno como en bolos anteriores, pero seguía siendo más que aceptable. Jorge (técnico) no dejaba de sorprenderme. Además de Jorge y yo, estaba la tercera crew de Ciconia: la prima de Jorge Fraguas, Antonia. Una verdadera máquina con el merchandising. Antonia, que era periodista, aunque ahora estuviera sin curro, ya había hecho algún bolo en España con la banda, encargándose del merchandising, y era la candidata perfecta. Esta noche lo demostró (como en tantas otras). No se fue ni dios de allí sin comprar algo (hasta uno de los camareros compró una camiseta).

 

Cada vez nos cuesta más recoger el escenario. En Den Helder estuvimos tomando cerveza y escuchando metal (me pusieron a los Arch Enemy y a Children of Bodom, así es que más feliz que una perdiz) hasta pasada hora y pico del término del bolo, y no habíamos recogido nada aun. Con un “pasado mañana terminamos” nos armamos de fuerza para cargar una noche más la furgoneta y dormitar hasta el alojamiento.

Aunque esté yendo genial la mitad de la gira, esto es parecido a cuándo he trabajado de camarero en la feria de Albacete. Los primeros días de puta madre, pero cuándo quedan 3 o 4 se te hacen interminables.

Mañana Bélgica.

 

Eernegem

Anoche aproveché el hotel para volver a ducharme. A la wifi se unían como necesidad vital extrema: una ducha limpia y un buen trono en el que defecar. No le he dado mucho bombo por educación, pero ha habido veces que pagar 0,50€ en una gasolinera por ir al baño nos ha sabido muy barato.

Dejando a un lado las necesidades básicas, nos reunimos de nuevo y deshacemos el camino hecho para pisar el décimo tercer país que pisamos esta gira (sin contar España)

Bélgica y Holanda son dos países idénticos en cuánto al paisaje que repuebla su territorio. La única diferencia apreciable, a primer vista (a parte de la ausencia de tulipanes) es la cantidad de urbanizaciones o aldeas con residencias de lujo que hay a lo largo de las carreteras belgas.

Una de esas aldeas era Eernegem. Tocaríamos en una sala llamada B-52, pero poco más sabíamos. Habíamos pasado todo el día sin pillar conexión en ningún lado y la última referencia era que teníamos que chequear en el hotel (que estaba a 60 kilómetros de la sala) y estar en la sala a las 17.00.


Tras pegarme los últimos 500 kilómetros al volante de la furgoneta, y chequear el hotel  (que era una especie de recinto familiar de verano, con casitas de cuatro camas y poco más, con pistas de basket, voleibol…) llegamos algo tarde a la sala. No serían las 17:45 cuándo aparcamos en la puerta. Las dos horas y pico siguientes estuvimos esperando como gilipollas a que llegara el dueño de la sala. Durante todo ese tiempo nos invadió la desesperación al ver que, siendo festivo, todo estaba cerrado, hasta las gasolineras; y comenzamos a pensar que el de la sala no iba a abrir y nos habían hecho otra jugarreta el empresario del año. La tensión era enorme en la furgoneta.

Al final decidimos usar datos del móvil (a sabiendas de lo caro que sería) para contactar con Nick y decirle que estaba la sala cerrada. No sirvió de mucho, porque nos contestaba con evasivas. Decidimos que si a las 20.00 no había nadie, nos pirábamos al hotel y le daban por culo al concierto. Justo a las 19.59 aparecía el dueño de la sala.

Lo primero que nos dice es que le dijo a Nick que había que estar a las 20.00 en la sala, y no a las 17.00. Que el bolo comenzaba a las 22.00 y había tiempo de sobra de montar y probar esas dos horas. El de la sala no nos proporcionó cena (como otras tantas noches…) Nick por otro lado, por Facebook, negándolo y reafirmando que le dijo a las 17.00. Seguimos hablando con el de la sala y nos dice lo que muchos en muchas ocasiones “Yo le dije a Nick que mejor no hacer hoy el concierto, puesto que es 1 de Mayo y es festivo y no iba a venir nadie. Además, había conciertos gratis en ciudades más grandes, cerca de allí. Pero me dijo que era algo super importante para vosotros el realizar el concierto hoy, aquí.” Esta frase la hemos escuchado en todos los bolos que han salido mal e incluso en algunos donde finalmente se dio bien. Oir una y otra vez más, día tras día, lo mismo, ya es enfermizo.

Aun así, montamos, prueban sonido y tocan. Ya había gente dentro de la sala, antes de comenzar el bolo (puesto que tiene zona pub) y nos toca casi darnos de hostias para que esa gente pague. A lo largo del bolo fueron entrando algunos clientes a los que les cobré yo en la puerta. Cero merchan vendido. El bolo, el peor ejecutado hasta hoy. Caras serias, cansancio en los cuerpos, y equivocaciones tontas. Mientras, la peña que había en la sala, aun pagando la entrada, prefirieron escuchar el bolo pegados a la barra bebiendo, que frente al escenario. Es difícil para un músico que tengan esa falta de respeto a tu trabajo y tu persona.

Terminan el bolo, recogemos y nos piramos de allí. No daba tiempo ni a tomarse un vaso de agua, mañana tocaba Burdeos con 900 kilómetros y unas 10 horas de conducción por delante.

Ahora en la cama, escribo esto y aun con pocas horas de sueño por delante, no ceso de pensar en el último bolo de la gira. ¿Será uno de los buenos o de los malos? Mañana lo averiguaremos.

 

miércoles, 29 de abril de 2015


GERMANY. El “sueño” europeo. (Segunda parte. La Peor)

Erfurt. Grabación del directo.

Amanecemos en Múnich, y como bien nos había prometido Matías, nos encontramos con un desayuno espectacular. Había de todo: bollos, tostadas, embutido de todo tipo, zumo, café… Lo que viene siendo un buffet libre de hotel.

Nos dio hasta pena despedirnos de él. Lo hicimos con un abrazo, y hasta con él nos demostró que era un tipo increíble. Como le dije Aleix “encima nos abraza con amor”. Si lees esto Matías, infinitas gracias por tu acogida.

Volvemos a la realidad, hoy es lunes… muy mal día para tocar en un país del primer mundo, y lo hacemos en uno de poquísimos habitantes. Por mucha Alemania que fuese, teníamos el miedo (y el frío que empezaba a hacer) en el cuerpo. Además tocábamos solos.

Llegamos entre lluvia y viento. Y para variar, comemos en un kebab. Después uso multitudinario de aseo en una tienda de muebles y compra de comida en un supermercado hiper barato que había junto a la sala (como el resto de las cosas)

Nos toca esperar un poco en la furgoneta, hasta que nos abren y se nos hace el culo agua. Lo que fuera parecía un bareto cutre, albergaba dentro una sala increíble. Conforme la vimos dijimos “esto hay que grabarlo”. Nos costó bastante lograr un sonido de calidad (por mucha apariencia que tuviera) pero es que visualmente era increíble aquello.

Volviendo a hablar del carácter alemán… salvando al bueno de Matías, sigo pensando que no me gusta en absoluto. Para empezar, en la sala, no nos querían dar la clave de la wifi (como si se la fuésemos a robar), no hablaban con nosotros, nos hicieron de cenar allí mismo (un par de sándwich por cabeza con huevos fritos, jamón ahumado, confitura de pimiento rojo…) pero ni siquiera nos dijeron “aquí tenéis chicos”. Dejaron la cena en la mesa y nos sentamos al verla puesta.
 

Llega la hora de apertura de puertas y comienza a entrar algo de gente. Más que en otras fechas pero muy por debajo de lo vivido los dos últimos días en Markneukirchen y Múnich. Como decía antes, lunes y ciudad pequeña. Tampoco era de extrañar (aunque algo hubiese mejorado si algún cartel se hubiera puesto por la ciudad). Aun así, con el público suficiente para disfrutar de la sala, nos disponemos a grabar la actuación. Colocamos fijamente el iphone 6 de Javi delante de la mesa (en el centro, más o menos, de la sala) y yo a grabar primeros planos con mi lumia.

Un bolo sin pena ni gloria, de los que te ayudan a seguir adelante, pero que tampoco te terminan de dejar el buen sabor de boca. Qué fácil es acostumbrarse a lo bueno.
 
 

 

Wuppertal. La peor organización de todas.

Anoche dormimos en la propia sala de Erfurt (From Hell), que tenía en la zona superior unas habitaciones con camas bastante cómodas. Nos dividimos en dos habitaciones y tras pasar un frío del copón, al despertar, recogemos y vamos al hall de la sala. Allí, un desayuno increíble de nuevo. Creo que me voy a hacer adicto a los bollos glaseados rellenos de confitura de fresa.

Como en tantos otros bolos (en el de esta noche también) el dueño de la sala nos dice que flipa con la música de Ciconia, y que de haber organizado todo mucho mejor, hubiésemos tenido una afluencia espectacular. La historia del pan nuestro de cada día.

 


Sin tiempo para estar moneando, nos dirigimos a Wuppertal, última fecha en Alemania, puesto que se modificó la fecha de Essen de mañana, por Maastricht. Tocábamos en la sala Underground, que no nos costó nada encontrar. Esta noche seríamos Ciconia + 3 bandas locales. Mejor dicho “bandas locales” puesto ninguna de las bandas lo era en verdad.

Lo más característico de la ciudad es que el “metro” era aéreo (colgado por arriba, por unos andamios enormes por toda la ciudad) Las estaciones parecían paradas futuristas, a modo de naves espaciales. La verdad, que parecía que habíamos dado un salto temporal de película. Muy bonita la ciudad, al menos lo que vimos (el casco antiguo).

La sala estaba junto a un teatro y un centro comercial con cines, a 10 minutos andando del centro.

Aparte de que no había ninguna banda local en el cartel (con lo que sabemos todos lo que supone eso), volvemos a quedarnos sin cena, una vez más, y decidimos ir a otro Burguer para cenar algo caliente (pues hacía un frio del copón) y pillar wifi una vez más. Hoy Jorge ya ha explotado y ha mandado a tomar por culo a Nick… veremos lo que nos depara las últimas cuatro fechas.

Aun así, como siempre, profesionales todo el tour, montamos, nos curramos el sonido (casi dos horas) y ayudamos a los teloneros en lo que hiciese falta. Al principio me quedo yo de regidor (pues los horarios iban justos y ya empezaban a haber retrasos importantes) hasta que recuperamos tiempo y pueden continuar los últimos dos conciertos sin problemas. Ciconia tocó último.
 
 


La asistencia, la peor del paso por Alemania. Pero estaba bastante claro. ¿He dicho ya que no había ninguna banda local? A eso hay que añadir la monserga de todos los días: cero carteles, cero promoción, “sois la ostia chicos, ¿por qué estáis con ese tío (Nick)?”, esto con tiempo hubiese funcionado mucho mejor, ¿por qué no tocáis con banda local?... y un largo etcétera que nos lleva a la conclusión de siempre y a los quebraderos de cabeza de todas las noches. Hoy descubrimos que, aparte de Nick ser serbio y vivir en Turquía, tiene dada de alta Prog Sphere en Suecia… Un combazo del timo.

Menos mal que la fuerza de llamamiento y el apoyo de las bandas que están tocando con nosotros en las distintas ciudades, consiguen mover el concierto, a veces dejándonos flipados con algunas fechas.

Hoy nos dan una dirección y un teléfono al que llamar cuándo lleguemos, para dormir… a 80 km. de la sala. Conduzco yo y al llegar las vemos bastante putas para encontrar el lugar. Llamamos, logramos localizarlo y descubrimos que es una especie de locales, recinto festivalero, casas okupas… Todo muy raro. Hacía un frío que ni en Siberia, y teníamos que dormir en el suelo… Cenamos de nuevo, unas salchichas que habían comprado para nosotros, y nos tomamos la última antes de morir congelados.

 

 

 

ALEMANIA. El “sueño” europeo. (Primera parte. La Mejor)


ALEMANIA. El “sueño” europeo. (Primera parte. La Mejor)

Estamos dirigiéndonos a Maastricht (Holanda), tras haber pasado una noche más, tirados donde nos acogieran. Pero no todo empezó así.

Markneukirchen. Warwick Music Hall

Nos despertamos en Kromeriz, con la espalda tan ricamente (como comenté en el anterior post) Cogemos carretera por décimo tercer día consecutivo. La verdad es que se empieza a notar el cansancio exponencial de una gira de estas características, ya no dormimos apenas (el cansancio y el dolor de cuerpo no dejan conciliar el sueño), se conduce con más silencio, y se descarga, monta, y carga con mucho menos ímpetu.

Markneukirchen es una de esas ciudades alemanas que se encuentran en medio de una sierra, y para entrar o salir de la ciudad, te toca tragarte un buen tramo de curvas, cuestas y vistas modo: “al filo de lo imposible”. Warwick, para quién no lo conozca, es una fábrica de guitarras y bajos (que últimamente también están trabajando amplificadores) famosa en todo el mundo. Markneukirchen además, es una ciudad de lutieres de fama mundial. Estábamos deseando llegar y ver el ambiente que se respiraba en la ciudad.


Como la gran mayoría de ciudades, al llegar buscamos donde comer, pero parece jodidamente imposible hacerlo en un establecimiento que no sea kebab. Tras mucho andar, no queda más remedio que comernos uno (así de gordo me estoy poniendo) Tras el kebab y el posterior café en una pastelería cercana a dónde habíamos aparcado la furgoneta, vamos a la sala.

No hay nada como llegar a la sala, y te digan: “ahí tenéis todo ese backline, utilizar el que deseéis” Sin contar que había una estantería brutal llena de guitarras, bajos, sintetizadores… para utilizar sin problema alguno. Sencillamente un pasote. A eso le añades que te dice el manager de la sala “podéis ir al hotel a por las llaves de las habitaciones para instalaros ya” después de estar 3 días sin poder ducharnos, y solo quieres ponerte a llorar de emoción.

Mientras los chicos se disponen a montar el escenario a su gusto, Antonia (prima de Jorge, que viene como chica del merchandising) y yo nos vamos al hotel, que está a 15 minutos de la ciudad, para hacer el check-in y aprovechar para pegarme una ducha del “copón”. Me supo a gloria.

Las habitaciones eran de infarto, super cuidadas y como ya he dicho, después de varias noches durmiendo en suelos de piso con bastante mierda alrededor, eran un sueño.
 

Volvemos a la sala, todo dispuesto. Esta noche tocamos con una banda alemana metalera, con voz de chico gutural y voz de chica limpia. La banda era bastante sosa, y el carácter alemán nativo no me terminó de convencer. Esta noche comenzó el show Ciconia.

Y llega el momentazo de la noche. Estamos hablando macarradas en castellano y de repente oímos que dice la camarera de la sala (que acababa de llegar) “¡¡¡españoles!!!” Que ilusión nos hizo a todos. La chica nos dijo aparte de ser casi paisana mía (era de Guadalajara) que éramos la primera banda española en pisar ese escenario, al menos desde septiembre, que era el tiempo que llevaba allí.


Todo esto eran buenas señales, sin lugar a duda, y se materializaron en un éxito espectacular. La sala a reventar y con una venta de merchandising apoteósica. El sueño alemán del que tanto hablaba Jorge, parecía ser realidad.

Luego cerveceo con la guadalajareña y con el técnico de sonido de la sala (un polaco hiper gracioso) antes de irnos a dormir al hotelazo.

Sin lugar a duda, cuándo las cosas salen así de bien, es una gozada ser músico.
 
 

Múnich. Jorge Técnico Rules. Garage Rock Club

Sin lugar a duda era la fecha más esperada de la gira. La ciudad más grande de Alemania (dentro de nuestro tour) y con la experiencia de anoche en Markneukirchen. Teníamos todos ganas de volver a petarlo, y más aún en esa ciudad.

Llegamos a la sala y vuelven los fantasmas de Prog Sphere… El equipo de la sala hecho polvo, y ya no solo eso, sino que además, sin montar. Las bandas teloneras (esta noche tocábamos con dos bandas más) no iban a tener técnico y el escenario era imposible de ocupar con tanto backline.


Con nosotros, ha viajado Jorge Casasús, un técnico de sonido espectacular (que ha sonorizado a gente como Jarabe de Palo, Rosana…) y que por lo que llevamos vivido (está siendo mi acompañante de cama habitual, jajaja) un tío la mar de cojonudo. Durante toda la gira, toque donde toque Ciconia, está sacando un sonido brutal. Hoy, en Munich se echó a los hombros toda la responsabilidad e hizo de técnico de todos los bolos, y se puso (y yo junto a él) a cablear monitores, comprobar envíos, intentar arreglar la P.A. de alguna manera para que este bolo tan importante se pudiese realizar.
 
 

Lo logró. Se pegó la paliza del siglo, pero lo logró. Sin lugar a duda lo de hoy me ha hecho ver que tenemos en la furgoneta al mejor técnico de sonido que podríamos tener. Como dice Aleix: “equipazo”.

Pero antes de todo ello, un poco de lo de siempre: búsqueda de wifi (hasta que legamos al camerino de la sala), trabajo con el pc aprovechando que el wifi estaba yendo bien, ir a por cervezas y algo de cenar ya que la sala no nos cedía ni bebidas ni cena (otra cagada más del anormal de Nick) Y aquí viene la gran sorpresa… salgo de comprar 21 hamburguesas de 1€ del Burguer y me cruzo con Mónica (y una amiga). Mónica es una amiga de Aleix (y de la banda) de Valladolid, que había venido a darles una sorpresa a Munich aprovechando que una amiga suya había dado a luz, y así mataba dos pájaros de un tiro. Yo me quedé muerto al verla, pero deberíais ver la cara de Aleix, cuándo volvemos a la sala y le digo que “por favor, ven y abre la puerta lateral de la furgoneta, que no sé qué le pasa, pero no puedo abrirla yo” y al abrirla ve a Mónica y Margarita en la furgoneta…

Se suceden los conciertos y, cuándo sube Ciconia, la sala tiene la mayoría del aforo cubierto. Tema a tema vuelvo a sentir esa comunión que sentí en Kromeriz entre el público y banda. Antonia vuelve a pasarlas putas con tanta venta de merchandising (así da gusto) y una noche más cumplida de cara a la consolidación de Ciconia en Europa.
 
 

Lo de después, pues la juerga más bizarra de la que he sido partícipe. Dormimos todos en casa de un guitarra local (Matías, de Etox) y en cuánto soltamos los sacos de dormir sobre unas camas que teníamos preparadas, nos vamos en busca de cervezaca alemana. Ahora viene lo bizarro… terminamos (porque no había nada más abierto, un domingo a las 00.30, en Múnich) en un bar en el que solo hay viejetes y viejetas bailando y ligando unos con otros. La media  del garito, antes de entrar nosotros, estaría en los 70 años de edad.

Escuchamos temazos “disco”, sentados con una pinta de cerveza cada uno (cada uno de un sabor diferente) Aleix, Jorge Técnico, Jorge Ciconia, Luis, Monica, Margarita y yo, junto a Matías y un colega suyo. Nos tomamos tres rondas, porque no nos dejaron pagar antes ninguna, y el momento climax fue cuando pusieron “Entre dos tierras” de Heroes del Silencio y nos dejamos la voz todos cantándola. Es increíble lo españoles que somos fuera de España.

Salimos a las 02.30 del garito, y nos vamos a dormir, que ya toca.

Al día siguiente, nos esperaría un desayuno de reyes, pues Matías nos dijo, antes de dormir, que nos haría un buen desayuno para compensar lo mal que estaba trabajando Nick con Ciconia. Como solemos decir, el karma.

 

domingo, 26 de abril de 2015

Eslovaquia y República Checa. Acumulando buena racha.


Eslovaquia y República Checa. Acumulando buena racha.

BRATISLAVA

Tras el éxito en Budapest, nos despertamos a las 06.30 para salir del “alojamiento” y marchar hacia Bratislava (Eslovaquia) pero antes, como viene siendo el ritual, buscamos un lugar donde desayunar. Es increíble lo que pasa en Europa del Este en la hostelería… andamos, andamos y andamos sin encontrar una cafetería. Al final, hasta los huevos, cogemos la furgoneta y paramos en la primera estación de servicio que nos encontramos.

Viaje corto, sobre todo teniendo en cuenta lo que llevamos ya a la espalda (más de 5.000 kilómetros) Pero “accidentado”. A 30 minutos de Bratislava nos adelanta la policía y nos hace meternos en un área de descanso. Allí nos bajan y piden los pasaportes (para variar) y registran alguna que otra mochila. Mientras se llevan a Javi (conducía en ese momento) para multarnos por no llevar la viñeta correspondiente (la teníamos para un vehículo G2 y resulta que era un G1… otra lección aprendida), llega otro estamento policial a hacernos un doble control. Esto parecía una peli de los Monty Python

Llegamos a Bratislava con tiempo suficiente como para descargar y montar antes de comer e irnos a hacer algo de turismo. Hoy ha sido el mejor día… el mejor (la primera vez que podemos hacer turismo como Dio manda) Cabe destacar, que la sala tenía la fachada totalmente ilustrada con los Simpsons. Bratislava, salvando el centro más céntrico, nos desilusionó bastante.

Nos vamos andurreando por toda la ciudad y tras cervecear un poco y comer algo de fast food nos apalancamos en el McDonald para aprovisionarnos, como es de costumbre, de su wifi. Llegada la hora volvemos a la sala para comenzar a probar. Una vez allí llega la banda local, presidida por un cachitas que lucía una camiseta de Barbie y al parecer tocaba la batería (y que al comenzar el bolo se queda completamente en calzoncillos luciendo “figura”…)
 

Durante la prueba aprovecho para ducharme en el alojamiento de hoy. Cada vez son más lujosos los resort. En esta ocasión nos hospedan en un almacén de un restaurante japonés (Sushi Time) provisto con 3 camas dobles y una individual (luego dormiría junto a Luis, que junto a Jorge Técnico, son mis compis habituales de sueño) No nos cercioramos bien de la mierda que tenían hasta la mañana siguiente. “Mu rico”.

El bolo cojonudo, buen ambiente, público entregado y aunque no se vendió el merchandising que nos hubiese gustado, terminamos la noche con la alegría de ver que en Bucarest habíamos pasado el punto de inflexión por completo. Tanto que, tras el bolo, nos tomamos un par de pintas en un garito cercano a la sala. El garito era espectacular: restaurante, pubs de varios ambientes, sala de concierto (pregunté y eran 350€ de alquiler… el paraíso ese de que en Europa no se paga sala… ejem…)

Respecto a la organización… sigue brillando por su ausencia. Pasamos de no tener que pagar sala a que nos pidan 50€ de sala y 10€ por el hospedaje… Después de todo, se solucionó sin problemas, pero por nosotros, no por quién lo tenía que haber solucionado.

 


KROMERIZ

Movimiento al país vecino (y antiguo país común)

Cuándo tocamos en Austria, le dije a mi hermana que tocábamos en Kromeriz (me equivoqué) y me mandó la imagen de unos jardines que había preciosos. Al descubrir que Kromeriz era el bolo de Chequia, vi la iluminación.

Busco la dirección de los jardines en google, se la digo a Jorge Técnico (quién está poniendo el gps de la gira) y les decimos a los demás que vamos a la sala directos [ya que veíamos venir que nos iba a tocar perder el tiempo en la puerta de la sala como la mayoría de las fechas]

Al llegar se ponen a buscar la sala y les confieso que antes nos vamos de turismo (a lo que tiene que llegar uno)

Hacemos turismo del bueno, del de andar, catedral, jardines… etc Y buscamos donde comer. Recordaba que Praga era baratísimo (cuando estuve hará unos años) pero descubro que ha de ser toda la República Checa. Menús a 49 coronas (menos de 2€) Pintas de cerveza a 20 coronas. Que ganas tengo de volver a disfrutar de mi ciudad favorita (Praha) y de sus precios.

Al final comemos en un restaurante con subterráneo, que parecía sacado de la típica película de Steven Seagal, cuándo va al restaurante donde se reúne la mafia italojaponesa del lugar. No hay nadie, comemos solos y pedimos al azar pues allí no sabía inglés ni dios. En mi vida he de confesar que siempre que pido a ciegas, la cago, y esta vez no iba a ser menos. De primero me pido un consomé con champiñones (odio los champiñones, setas…) y logro que, una vez servido, me cambie el tazón Jorge (técnico) por una sopa de fideos y perejil. De segundo macarrones (hasta la polla de tanta pasta ya) con espinacas ¬¬ Las espinacas me gustan, pero solas, no en la pasta. El resultado es que me dejé la mitad del plato. A eso se le puede añadir que pido agua y me la traen con gas (en Europa al parecer no existe el agua mineral sin gas) Salí con la misma o más hambre de la que tenía al entrar.

Como es una ciudad pequeña, decidimos investigar el paradero de la sala, andando. Y tras menos de 1 km. lo encontramos. Sacado por completo de una película rollo “Matanza de Texas” “Pesadilla en Elm-Street” rezamos porque no sea allí donde tocamos. Se ve que cuándo un ateo reza, no se le escucha.

La sala (por llamarla de alguna manera) era el típico bar de viejos, pero con un cuarto “especial” para realizar conciertos. El lugar estaba adornado por un bebé colgado del techo, lleno de clavos (a lo hellraiser) un rincón rollo Alien/Predator, lámparas hechas con huesos de animales (espero)… La PA son 2 monitores…

Llegan los chavales que sonorizaban el bolo, nos daban el alojamiento y la cena. Mientras tanto esperamos que vuelvan Javi y Luis de recoger la furgoneta para comenzar a montar. Tardan tanto que decidimos ir a ver si se han perdido, y antes de cruzar la esquina, nos los cruzamos con una multa recién pagada (de 7€ eso sí) por un cepo que nos habían llegado a poner en la furgo.

No dábamos un duro por la fecha, la verdad. Al final, como venía siendo las últimas fechas, lo petaron. El cutre-garito se llenó de gente. El primer bolo donde veía al público cerrar los ojos literalmente y dejarse llevar con el sonido que Ciconia les hacía llegar. Fue increíble poder ver la comunión entre público y banda.

Venta de merchandising aceptable y tras estar hasta las tantas tomando cerveza nos llevan al hospedaje (una casa más que visitar) dónde dormimos literalmente en el suelo. Al menos madrugué con la espalda fina fina.

 

 

jueves, 23 de abril de 2015

Budapest. Comienza la remontada


Budapest. Comienza la remontada


Madrugón del copón. Tenemos por delante 14 horas. Cruzamos los Cárpatos, pasamos cerca de Transylvania y llegamos a Budapest.

Es curioso el paisaje de Rumanía. Lo mismo nos encontrábamos con lagos infinitos, ríos caudalosos cortando grandes montañas, bosques enormes o llanuras interminables. Ya sé que al fin y al cabo estamos cruzando todo un país, pero no deja de sorprenderte tanta variedad paisajística.

En cuánto el paso por pueblos, si que todos tienen el mismo corte. Ya no en Rumanía, si no en los últimos cuatro días. Pueblos en torno a una carretera. Nada de calles o avenidas. Carretera y casitas remarcándola.

En entradas anteriores me invadió cierto negativismo (creo que comprensiblemente) y olvidé momentos bastante graciosos como mi “cuándo dices blues es lo mismo que metal” (yo me entiendo) o cuándo Javi en Subotica me pide que le cambie las pilas y entiendo que le tengo que poner las que me da (que estaban a punto de gastar) y se las ponemos con toda la suerte de durarle el resto de concierto y preguntarme “¿de dónde has sacado esas pilas nuevas?” y decirle “me las has dado tú”, jajajajaja… joder que momentazo. También tenemos alguna frase mítica más como “¿en Rumanía somos los españoles los que robamos?” o momentos tochísimos de tráfico en los que tenemos una ristra de más de 50 camiones apostados en un carril y tienes que sobrevivir yendo por el carril contrario.

Volvamos a lo que nos concierne. Budapest. Tengo mogollón de ganas de volver pues lo poco que vimos me encantó. La sala está en todo el centro de la ciudad (bien bien) y dentro de una especie de galería comercial (esto ya eran señales de lo que iba a pasar)

Aunque llegamos tarde, logran probar 15 minutos. El backline lo tenemos casi todo puesto por los teloneros. En esta fecha me toca hacer un poco de técnico visual de la banda. Sencillamente aprovechamos mi portátil para proyectar cosas de fondo, cosa que me entretuvo bastante más de lo normal.

 

Preguntamos si hay cena… y nos comentan que después del bolo, aunque no tenían ni idea de ello por parte de Nick, no hay problema en comprarnos un par de pizzas a la salida de la sala. Aprovechamos un poco la retransmisión, en una sala paralela, del Real Madrid – Atlético de Madrid; sobretodo Jorge (técnico) y yo, que somos culés y esta noche colchoneros. [Después de todo ganó el Madrid]

Comienza el bolo y empieza a entrar peña, y más peña y al fin logramos alcanzar un bolo petado de gente pagando entrada y haciéndose con merchandising de Ciconia, pues estaba flipadísimos con la banda. Hoy era el alzamiento del ave fénix y nos recarga las pilas de una manera espectacular.

La sala G3 gratis, recaudación cojonuda, cena y alojamiento. Sin lugar a duda uno de los días más productivos, tanto para la banda como para On Fire de cara a su internacionalización.
 

Terminamos el bolo, nos vamos a por las pizzas (otros preferimos kebab) y nos vamos a dormir. Todo no podía ser perfecto. Dormimos en casa de la cantante y su novio, de una de las bandas teloneras, tirados en colchones en el suelo y nos dice que a las 07.00 tenemos que salir de allí pues se tiene que ir. ¿Dormir? Eso es para los ricos, aunque cierto es que si todos los bolos se dan como el de esta noche, a mí no me importaría tener que levantarme a esa hora siempre.
 
 

Orgullo de Manager


Me apetece escribir esto, camino al bolo de Budapest, tras hacerme el primer tramo del viaje (3 horas) con la furgoneta, faltando a mi decisión de no cogerla más.
Ya son unos cuántos días, unos cuántos bolos, unas cuantas ostias y unas pocas alegrías junto a Ciconia. Aun recuerdo cuando en octubre Jorge se puso en contacto conmigo interesado en saber qué hacíamos y como lo hacíamos. Hoy es de lejos la banda más puntera de On Fire (por méritos propios al 100% ya que el trabajo que realizamos nosotros es el mismo para unos que para otros)

Este cúmulo de sensaciones, recuerdos, momentos tensos y trágicos en la gira, creo que nos han unido más, al menos a mí con ellos (tampoco les he preguntado si me quieren más, visto lo visto) pero ciertamente creo que he traspasado con ellos eso de “Manager – Banda” Estamos en un momento en el que aunque seguramente no me consideren el 5º Ciconia, yo si me siento así.
Os voy a describir un poco por encima a la banda.

He de reconocer, que hoy por hoy, Aleix me está sorprendiendo cada día que pasa. Creo que es la mejor persona que he conocido nunca. Es difícil de explicar, pero realmente lo pienso. En las decisiones su opinión siempre suena la más sensata, la de mayor peso y carácter solidario. Come todo lo que le ofreces, hace ejercicios ninjas por las mañanas y es un cachondo mental

Javier es la persona más happy del mundo de la piruleta; siempre está haciendo el idiota y mostrándose cariñoso al extremo. Es imprescindible tener a alguien así en la furgoneta, y más para los momentos tan complicados que estamos viviendo. Es un sectario de Apple y a veces es muy pesado con ello, pero realmente se hace de querer.

Luis es el niño, el loco y al que hay que enseñarle un poco lo que es la vida. Me gusta hacer de padre de él, aunque a él no le guste. Le reñimos constantemente, pero también sabe que lo hacemos con cariño. Me parece, de lejos, el que mejor se mueve en el escenario de la banda. Este viaje nos ha tenido más de un día con el corazón en vilo, se tropieza con la raya de un lápiz, se mueve cual espantapájaros y se asusta al extremo siempre que se le despierta.

Luego está Jorge, un tío con un carácter muy fuerte (como el mío) un orgullo bastante estricto y un trato a las personas, a veces, mandón y desagradable (en cierto modo me he visto reflejado en él bastantes momentos en esta  gira). Eso es lo que algunos pueden ver a primera vista de él. Yo, he aprendido a ver mucho más. Es la persona más luchadora que he visto jamás, lo arriesga todo por lo que cree, no decae en ningún momento (aunque la situación dejara k.o. a cualquier otra persona) Las cosas no están saliendo bien y él sigue luchando por cumplir su parte. Yo no quería ir a Bucarest y el insistía en que Ciconia debía cumplir el contrato y pasara lo que pasara, ir a tocar a todos los sitios que estaban planeados. Tiene un corazón muy grande, casi tan grande como el de Aleix, y aunque sé que cuándo tenga la oportunidad me va a dar la patada (pues es una banda que aspira a lo más alto y ello conlleva aprovechar poder estar con las grandes discográficas europeas) Sueño con que ese día no llegue nunca, y podamos alcanzar el sueño que es Ciconia, juntos. La banda, en estos momentos, me parece tan mía como suya. Sufro como ellos, vivo como ellos y cada bolo que montamos sé que no tienen techo. De hecho, cuándo dicen de hacerse una foto para subirla a face, y salen “solo” los cuatro, me da algo de tristeza. Soy un romántico.
 

Ojala y ellos lo vean igual que yo.